Capítulo 4
Cap. 4
UN DIA CUALQUIERA
Ya había llegado el mes de septiembre, venía más frío que otros años. A Miki le costaba levantarse, y más si era domingo.
El despertador no paraba de sonar, le tocaba ir a trabajar.No iba todos los domingos pero aquel le había tocado ir; hacia frió y estaba nublado. No le apetecía levantarse, así que se tapó con la ropa de cama hasta la cabeza para no oír el despertador.
-Yuu, apaga, el despertador por favor -murmuró tapándose hasta la cabeza.
- ¡No! Venga levántate dormilona -dijo, sentándose en la cama y tirando de las sábanas-. ¡Ropa de cama atrás!
- ¡Uf! Un poco más ¡apágalo!- Gruñó, mientras buscaba las sábanas para volver a taparse.
- ¡No! Si te duermes otra vez voy a dejarlo sonar hasta que te levantes -amenazó, moviéndola y bajándole las sabanas de la cabeza.
-Yuu...
- ¡Cómo no te levantes en cinco minutos te levantare yo!
- ¡Ya voy! -Respondió ella-¡Qué pesado eres!
Se levantó a regañadientes. Él también se levantó y salió del cuarto, mientras ella estaba en el cuarto de baño. De repente se oyó un chillido, y un grito de "¡No llego!"
Cuando entró en la cocina, vio la mesa puesta y el desayuno servido.
- ¿Se pude saber por qué estas gritando?
- ¡No tiene gracia, no voy a llegar!
-Haberte levantado antes. Siempre té pasa lo mismo, no te levantas y luego tienes que correr...
- Gracias cariño -dijo ella-, por prepárame el desayuno. A mí no daba tiempo a prepararlo
- De nada, pero desayuna que si no vas a llegar.
- ¿Qué vas hacer? -Preguntó- Hasta que venga...
- Me he traído unos planos para corregirlos, y luego me acercare a ver nuestros padres, que hace mucho que no los vemos...
- De acuerdo, ¿Por qué no vienes de buscarme? Saldré sobre las seis de la tarde...
-No es mala idea.
-Bueno, me voy adiós.
El otro lentamente la cogió por la cintura y la estrechó en sus brazos, para luego besarla.
-Yuu, que no voy a llegar...
-Ahora te suelto -susurró, mientras le daba otro abrazo, para luego soltarla y sonreírle.
Le dio un beso en la mejilla para luego echarse a correr para coger el metro. Mientras va corriendo va pensando menos mal que esta línea viene cada cinco minutos y que por ser domingo no habría mucha gente. Llegó justo a tiempo a la planta dónde estaban sus compañeras; Miki era la encargada de planta de decoración, ella se consideraba una más de sus compañeras y por su carácter sus compañeras le apreciaban mucho.
- ¡Hola buenos días! -Saludó.
- ¡Hola Miki! ¿Qué te ha pasado? -Preguntó Yumi- No has venido a tomar el café...
-Me he dormido, perdona.
- Tranquila no pasa nada, la verdad es que con este día no apetece mucho venir -dijo la otra entre risas.
La mañana se le estaba haciendo muy larga, parecía que no trascurría el tiempo.
Empezó con su trabajo, extrayendo del cajón de su mesa unos planos.
- ¡Hola Miki! ¿Estás muy ocupada?
- ¡Arini! No que va, buenos días.
-Venía a que me aconsejaras sobre las cortinas, cómo habíamos quedado.
-Por supuesto, así me despejo un poco, me estoy volviendo loca con este proyecto -respondió Miki, mientras hacía a un lado sus documentos - ¿No ha venido Ginta contigo?
- ¡No! Le dije que iba a venir hoy, dijo que esto era cosa de mujeres, que lo que eligiera estaba bien y si me aconsejabas tu le gustaría.
-Qué exagerado es...
Estuvieron eligiendo las telas durante una hora, riendo y comentando que color le iba a una habitación a otra habitación ya que Arini tiene diferentes gustos que Miki.
Cuando se miró el reloj, solamente le faltaban ya dos horas por salir.
Sonrió.
*-*-*
Cuando Miki cerró la puerta, Yuu volvió al dormitorio y se tumbo en la cama y se quedo dormido; cuando se despertó sobre las nueve de la mañana, bajó a la cocina y se preparó el desayuno y recogió la cocina, para luego ponerse a trabajar en sus planos y corregirlos.
Pensó en llamar a sus padres para decirles que se iba acercar luego.
Así que cogió el teléfono, y llamó a su casa.
-Diga casa de los Matsuura y Kosikawa.
-Mamá, soy Yuu ¿Qué tal estáis?
- ¡Hola Yuu! ¿Se puede saber cómo no se ha sabido nada de vosotros en diez días?
-Perdona mamá, estaba pensando en acercarme más tarde llamaba para saber si ibais a estar en casa.
-Claro que si, ¿y Miki?
-Le ha tocado ir a trabajar hoy.
-Pues haz el favor de venir a comer.
-Me he traído trabajo a casa no sé si podré.
- ¡Yuu! Si no vienes a comer me enfadare.
-Vale mamá, luego me acerco.
Así que cuando colgó el teléfono se puso a trabajar con los planos. Cuando se hizo la hora de comer se acercó a lo de sus padres.
Cuando llamó a la puerta, enseguida abrió su hermano pequeño
- ¡Yuu!
- ¡Hola pequeñajo! -Saludó, mientras le cogía en brazos y le daba un beso en la mejilla. El pequeño lo agarró por el cuello.
Lentamente lo colocó en el piso de nuevo y ambos entraron al salón.
- ¡Hola a todos!
- ¡Hola Yuu! -saludaron Rumi y Chiyaco, quienes estaban en la cocina preparando la comida
- ¿Dónde está papá y Jin? -preguntó Yuu.
-En el jardín -contestó su madre. - ¿Y Miki? -Preguntó Rumi.
Sakura entró por la puerta, ya que escuchó que su hermano había llegado.
- ¡Yuu! ¿Y Miki? -Preguntó, mientras buscaba a su hermana con la mirada.
- ¡Hola pequeñaja! -Saludó Yuu-. Miki está trabajando.
La pequeña extendió los brazos hacia su hermano pidiéndole que la cargara también a ella.
-No puedo cogerte, Sakura -se disculpó. La pequeña puso cara de ponerse a llorar-. Vale ya te cojo, pero no si voy a poder con los dos.
Las madres de los niños sólo sonreían.
- ¿Qué pasa de que os reís?
-Qué cuando vivíais aquí no hacían más que protestar porque decíais que no os dejaban en paz, que os tocaban las cosas y ahora les echas de menos ¿no? -Contestó Rumi.
-La verdad es que si -dijo rojo como un tomate.
- ¡¿Podéis traer la ensalada que esto esta enseguida?! -Se escuchó un grito proveniente del jardín.
- ¡Sí ya vamos! -Contestó Chiyaco.
Salió Chiyaco con la ensalada, acompañada de Yuu y los pequeños
- ¡Hola Yuu! ¿Cuándo has venido? -Saludó Yoji
- ¡Hola papá, Jin! -Respondió al saludo-, he hace rato.
-Ya veo que este par te han cogido por su cuenta -rió, al ver que los llevaba en brazos.
-Sí -respondió, para luego echarse a reír.
- ¿Dónde está Miki? -Preguntó Jin.
-Le ha tocado ir a trabajar -contestó Rumi, quien en ese momento salía al jardín.
- ¡Venga vamos a comer! -Exclamó Yoji.
- ¡Abajo pequeñajos! Vamos a comer...
Los pequeños protestaron porque les bajaron otra vez
-Necesito las manos para comer...-Se quejó él.
La comida transcurrió alegremente, Yuu les y los pequeños que no hacían más que gracias y tontadas para que su hermano se riese.
- ¿Estáis todos los días igual? -Preguntó Yuu.
-No, quieren llamar tu atención -explicó su madre.
- ¡Ah! -Exclamó Yuu, entendiendo la situación-Luego tengo que ir a buscar a Miki al trabajo...
Los pequeños que le oyeron, enseguida miraron a su hermano y le pidieron que los llevase con él, porque ellos querían ver a Miki.
Yuu con cara de susto les dice que no
- ¿Por qué no? -Sakura es la más se parecía a Miki, protestaba por todo, y no se conformaba con un simple no como contestación
-Yo quiero ver a Miki...-aullaron ambos niños a la vez.
Yuu, viendo la insistencia de sus hermanos al final optó por rendirse;
-Irán conmigo, sólo si prometen portarse bien...
Ambos pequeños pusieron cara de no haber roto un plato en su vida, y ambos asintieron en una cabeceada y a las seis ya estaban esperando por la puerta por donde salía Miki.
Algunos de los compañeros de Miki que conocían a Yuu le saludaban y se quedaban mirándolo extrañados, ya que hasta entonces, había ido a buscarla con sus hermanos pequeños y él, no pensaba dar explicaciones a nadie, que pensaran lo que quisieran. Al cabo de un rato Salió Miki
Los pequeños se le tiraron al cuello enseguida que la vieron.
- ¡Hola pequeñajos! ¡Hola cariño! ¿Cómo qué los has traído?
Tomó a los chicos en sus brazos y les dio un beso en la mejilla, al igual que a su marido.
- ¡Hola Miki! -Saludaron los dos niños.
-Fui a comer a casa y vieras que pesados se han puesto cuando he dicho que vendría a buscarte...
-Ya veo, ¿bueno a donde podemos ir?
- ¿Qué te parece que si nos acercamos al parque que hay un poco más abajo?
-De acuerdo, buena idea...
Iban caminado hacia al parque cuando pasaron por una heladería.
- ¡Queremos un helado!
-Vale, de acuerdo -murmuraron los mayores, así que entraron y cogieron un helado cada uno.
Cuando llegaron al parque buscaron un sitio tranquilo en dónde poderse sentar mientras Hayato y Sakura se iban a jugar.
-Protestas de que son muy traviesos pero cuando están contigo, hacen todo lo que ellos quieren.
-No es verdad...- susurro Yuu
-Si es verdad, les has comprado el helado, les has montado en ese globo que hay que meter monedas. ¿Les echas de menos de verdad?- murmuro Miki
-La verdad es que si, mamá y Rumi también me lo han dicho...
Estuvieron hablando de cómo les habían trascurrido la mañana. Miki le contó que había estado Arini mirando, artículos.
-Ya les queda poco...
- ¿Cuándo es la fecha de la boda? -preguntó.
-Solamente les queda quince días, Araní esta toda nerviosa y Ginta también.
-Normal, acuérdate como estabas tú que gritabas todo el día
- ¡No es verdad!
-Miki, gritabas por cualquier cosa.
Miki se sonrió y le saco la lengua picarona. Estaban sentados en un banco, él con un brazo apoyado en el respaldo del asiento cogiendo a Miki por la espalda.
-Miki, te quiero mucho
-Yo también...-Lentamente acercaron sus cabezas y sus bocas se fueron abriendo. Yuu le sujetó dándole la vuelta hasta estar frente a ella y le metió su lengua buscando la suya, recorriendo todos esos rincones que ya conocía tan bien, pero que nunca se cansaba de explorarla. Buscó la lengua contraria y se dieron un beso apasionado y se quedaron absortos contemplándose...
Momentos después decidieron que ya era hora de irse a casa; fueron a buscar a sus hermanos que estaban jugando con otros niños en la tierra y no querían irse a casa. Yuu les dijo que si no salían inmediatamente no irían con ellos más, así que los pequeños salieron y se despidieron de los demás.
Cuando llegaron a casa vieron que estaba a oscuras; entraron y vieron que había una nota encima de la mesa:
"Nos hemos ido al cine tenéis cena para los cuatro en la nevera, se la servís a vuestros hermanos si no hemos llegado".
- ¡Qué morro tienen, siempre hacen lo mismo! -Protestó Miki.
-Bueno, ya no podemos hacer nada. Venga no te enfades.
- ¿No te sabe mal que siempre hagan lo mismo...?
-Es cuestión de acostumbrarse...
-Venga, Sakura vamos a duchar -murmuró ella, aun algo molesta-, y luego tú Hayato
Así mientras Miki bañaba a los pequeños, Yuu fue preparando la mesa y la cena.
Cuando cenaron los pequeños los acostaron, luego cenaron ellos y luego recogieron la mesa. Mientras estaban recogiendo llegaron sus padres.
- ¿Y los pequeños?
-Bañados, cenados, y durmiendo -contestó Miki.
-Gracias a los dos -agradeció Rumi.
-De nada Rumí -dijo la chica-, buenos nosotros nos vamos, que mañana hay que madrugar. Adiós.
Ambos se despidieron de sus padres y se fueron a su casa.
Cuando llegaron a casa como no era muy tarde se sentaron a ver televisión; Yuu tomó el mando de la tele y se puso a cambiar canales. Ningún canal les gustaba y cuando estaban pasando los canales llegaron a uno que había un concurso de canciones.
- ¿Lo dejamos aquí?
-Bueno, la verdad es que está un poco rollo la tele...
-Sí, tienes razón bueno lo vamos a dejar aquí, a lo mejor nos reímos un poco al escucharlos.
Mientras decía esto cruzaba las piernas y ponía un brazo en el respaldo del sofá.
Estuvieron un rato viendo el programa y comentando que concursante había cantado mejor, a Yuu tanta canción le hacía bostezar.
-Mientras ves el programa, voy a dar los últimos toques al proyecto -dijo, mientras se levantaba del sofá.
-¿No te va a quedar al final? -Preguntó.
-No, con ir a comer a casa de nuestros padres y salir, no he dado el visto bueno, y lo necesitamos para mañana -contestó
-De acuerdo, yo me quedare un rato más...
-No te quedes hasta muy tarde, que te dormirás en el sofá -aconsejó, mientras salía del salón.
-No, iré a dormir -contestó.
Termino de repasar el trabajo y salió del pequeño despacho que tenían en casa; Yuu escuchó la televisión y se acercó al salón y vio a Miki tumbada en el sofá dormida.
-Miki, Miki -llamó en tono suave.
-Humm...
-Venga, venga vamos a la cama -murmuró él.
- ¿Qué hora es? -Preguntó ella, media adormilada.
-Muy tarde, venga -susurró el chico, ayudándole a ponerse en pie, para luego cogerla y brazos subieron al dormitorio.
Después de ayudarle a quitarse la ropa, le ayudó a meterse en cama. La arropó con las sábanas, para luego él desvestirse y meterse a la cama con ella.
Faltaba una semana para la boda de Ginta.
Eran las seis de la tarde, Miki y Meiko estaban en la cafetería.
- ¿Desean tomar algo? -Preguntó la camarera.
-Yo tomare una naranjada, ¿y tú Meiko?
-Yo tomare un té, gracias.
-Enseguida lo traigo -contestó la camarera.
- ¡Oh Meiko! Gracias por haber venido.
-De nada mujer.
-Estoy tan liada con el trabajo, adaptándome a estar casada y luego mis padres, ¡que no me acordaba que me tenía que comprar el vestido para la boda de Ginta! -se quejó Miki. -¿Sabes lo que nos hicieron el otro día? Me vino a buscar Yuu con los pequeños y cuando fuimos a casa no estaban ¡Dónde te crees que se habían ido al cine! ¡Al cine a ver no se qué película de autor! Así que tuvimos que bañarlos, darles la cena y acostarlos.
Meiko se estaba riendo
- ¡No te rías! -Exclamó Miki
-No, no me rió, perdona pero eres muy exagerada -se disculpó.
- ¡¿Qué soy exagerada?!
-Sí, porque además te gusta hacerlo, siempre lo has dicho...
-Sí, pero venia de trabajar y estaba cansada y me tuve que pelear con esos dos...
- ¿Y Yuu qué dijo?
-Nada, "es cuestión de acostumbrarse" -dijo sarcásticamente-, a veces me exaspera su calma cuando se trata de esos pequeñajos. Bueno dejemos de hablar de mis hermanos. ¿Te gusta el vestido? El broche tuyo es muy bonito.
Estaban sentadas en una mesa con un montón de paquetes.
-Si ese color te favorece mucho bueno hablando de otra cosa, ¿qué tal tu vida de casada?
-La verdad es como un sueño...no quiero despertar. Yuu es encantador no pensaba que iba a ser así, me trata como una reina.
-Si eso ya se te ve, en los ojos. -Sonrió Meiko- Miki... me alegro mucho que te vaya tan bien.
-Gracias Meiko.
- ¡Oh qué tarde es! Miki, perdona pero me tengo que ir -decía mientras observaba el reloj.
-No pasa nada yo también me voy a ir ya. Pasare por casa y le enseñare el vestido a mi madre y a Chiyaco a ver si les gusta...
Pagaron y salieron juntas de la cafetería; se dirigieron juntas hacia el metro y allí se despidieron Meiko vivía hacia el norte de la ciudad y Miki hacia el este.
Mientras iba hacia casa, se preguntaba si el vestido le gustaría a Yuu, ya que era bastante provocador y tenía sus dudas.
La megafonía del metro le sacó de sus pensamientos. Era su parada.
Cargada con cuatro bolsas llegó a casa de sus padres.
- ¡Hola a todos! -dijo al entrar.
- ¡Hola Miki! ¿Qué tal? -Saludó Rumi.
- ¡Hola mamá! Venía a enseñarte el vestido que me he comprado para la boda Ginta.
Sacó el vestido de la bolsa: era un vestido corto de color azul noche sin espalda y con un escote en forma de pico pronunciado con una chaqueta de gasa transparente blanca, dejando ver la espalda y el escote.
-Es precioso -se asombró su madre.
En ese momento llegó Chiyaco y Miki, sin perder tiempo, le enseñó el vestido también.
-Miki, es precioso -dijo Chiyaco.
-Así que ¿os gusta?
Ambos asintieron con la cabeza.
Estuvo un rato con sus padres, jugando con sus hermanos y luego se despidió de sus padres y se fue a su casa.
Cuando llegó ya estaba Yuu en casa.
- ¡Ya estoy en casa! -Saludó a voz en cuello, mientras entraba.
- ¡Hola! ¿Dónde estabas? Empezaba a preocuparme...-Dijo Yuu, asomándose al recibidor.
- ¿Ya es tan tarde? Estaba en casa de nuestros padres...-Explicó, mientras se le acercaba y le daba un beso.
- ¡Hum! Ya veo y ¿esas bolsas?
- ¡Ah! Es la ropa que voy a llevar en la boda de Ginta, espera me lo voy a poner a ver si te gusta...
Corrió hacia la habitación mientras que Yuu se quedó en el pie de la escalera entre extrañado y divertido. Se dirigió al salón y lentamente se fue sentando, mientras cogía el periódico para leerlo mientras esperaba.
Al cabo de unos minutos Miki bajó con el vestido puesto; se había retirado un poco el pelo de la cara y se había puesto zapatos de tacón para ver cómo le quedaban.
Cuando llegó al salón, observó como Yuu leía el periódico y que no se había dado cuenta que ella estaba en la puerta. Así que andado de puntillas para no distraerlo, se puso delante de él, para luego llamarlo. El otro, lentamente bajó el periódico y lo que vio fue una Miki guapísima y esta se dio la vuelta de manera coqueta, esperando la reacción de su esposo.
-Bueno, ¿qué tal estoy?
-No puedo hablar, estas guapísima, aunque... ¿No es un poco atrevido?
-Yo veo que no -susurró-. ¿No te pondrás celoso, verdad?
-No, pero he de reconocer que te miraran todos.
La otra lentamente se le fue acercando, para luego sentarse sobre sus rodillas levantándose la falda dejando que sus nalgas estén en contacto con las piernas de su marido, le pasa sus brazos por el cuello.
-Bueno ¿te gusta ó no?
-Claro que me gusta -respondió sujetándola, mientras ponía una mano en la espalda de ella dándole un beso en la mejilla-. Miki...
- ¿Sí? -Lentamente se fue acercando a los labios ajenos, notando como el miembro de su marido comenzaba a despertar.
Sin previo aviso, se puso de pie.
-Voy a quitarme el vestido para que no se manche -susurró toda acalorada, mientras el otro la cogía de la muñeca y la hace sentarse otra vez en sus rodillas.
- ¿Por qué huyes? -Preguntó en tono serio.
-Yo no huyo -respondió, temblando.
Yuu la notó temblar y le sujetó con un brazo en la espalda la echa para atrás, y con la otra le metió mano por el escote y le besó en la boca.
- ¿Preparamos la cena? -Preguntó sonriendo.
- ¿Qué? -Preguntó, sorprendida.
-Sí, preparamos la cena, ¿ó que esperabas? ¿Otra cosa?, que por ganas no será...
-No, no que va -murmuró, acalorada.
-Mentirosa... -Acusó él, riéndose.
-Bueno me voy a quitar el vestido -murmuró Miki, sonriendo.
Cuando bajó a la cocina, el otro estaba preparando una ensalada, en el fuego había puesto una sartén con el segundo plato.
-Pensé que no podías quitártelo iba a subir, por si necesitabas ayuda riéndose -comentó cuando la vio entrar.
-Qué gracioso -contestó.
-Ahora que me acuerdo ha llamado Ginta que me invita a su despedida de soltero y Arini te invita a ti.
- ¡Qué bien!
-Esto ya esta -declaró-. ¿Cenamos? Que aproveche....
Continuara...