The Animal I Have Become (Her Portrait In Black)

Abril Camacho Lezama. Reportera de un tabloide de circulación nacional. Encargada de la sección paranormal. Estudió para trabajar en una publicación decente, posee los conocimientos necesarios.

Las noticias que ocurren alrededor del mundo, artículos de opinión, meteorología, cultura son lo que interesa en los periódicos. Cuando presentas historias sobre una persona que 'tiene el don de curar a otros mediante sesiones de rehabilitación', o 'una mujer que falleció debido a combustión espontánea mientras iba a bordo de su vehículo', alguien que 'puede mover objetos a metros de distancia usando su mente', o un niño parapléjico que 'tiene la capacidad de comunicarse telepáticamente', no terminas en la profesión seria, así que ella se conformó con la ciencia barata y noticias sobre celebridades condimentadas con enfermedades incurables.

Es el trabajo de sus sueños. Aunque no el título de sus sueños.

Esta noche busca LA noticia, eso que cree la pondrá en el mapa, al tener la Sección Paranormal se ha dado cuenta de que las cosas no son lo que deberían. Su sentido de reportera se lo ha dicho desde hace tiempo. No todas las personas son lo que deberían ser, no todos están sometidos a las leyes de la física.

Tiene 'pruebas' de que esto pasa por todo el globo. Son pocos casos, pero suficientes para llamarle la atención. Hasta que consiga capital para viajar a investigar, se conformara con lo que le queda más cerca.

Las evidencias están aquí. Personas asaltadas que a los pocos minutos encuentran sus pertenencias a sus pies. Policías que encuentran ladrones noqueados en la calle. Casi nadie toma esto como algo importante. A los noticieros no les llama la atención. La policía no lo considera inusual, siempre hay quien decide hacer justicia por mano propia; y como los asaltantes nunca dan descripciones no se puede saber quién o quiénes son estas personas. Aunque no lo ha publicado aun, tiene entrevistas con personas que han recuperado lo robado, todos dicen lo mismo: una brisa, algo que parece un borrón en el aire y luego sus cosas están a sus pies. Algunos dicen sentir un escalofrió, una corriente eléctrica.

Se corren rumores del 'vigilante'. Del policía fantasma.

Pero todo eso se reduce a una zona pequeña de la ciudad. Como, según dicen quienes les han pasado, si viviera por ahí.

Es una mujer hermosa, excepto por esta noche nunca usa maquillaje, usa pantalones pero hoy se decidió por una falda y una blusa escotada, por eso de que es una época calurosa. Trae un bolso negro y el cabello suelto. Las calles no tienen mucha iluminación, es un lugar barato que recientemente se ha vuelto más seguro. Es muy noche y no hay ninguna otra alma a la vista.

Sus tacones le aumentan 5 centímetros a su metro 65 de estatura. Se escuchan algunos perros aullando a lo lejos. Pasa por un callejón oscuro sin voltear a ver hacia él.

En cuanto lo pasa un tipo con sudadera y gorro cubriéndole la cabeza sale de la oscuridad, las manos con guantes negros la sujetan por los brazos. Ella grita con fuerza, forcejea un poco. El de sudadera le tapa la boca con una mano y haciendo uso de su mayor altura y peso la jala hasta la oscuridad del callejón, donde sus gritos se pierden y nadie sabe que pasara.

Wow, me ha gustado y llamado la atencion tu historia. Me parece interesante en demasia y me gustaria que siguieras escribiendo, se ve que tiene futuro la historia!!

Ojala puedas ver mis pocas historias!

Inhala y exhala el humo del cigarro que tiene en la mano. 'Frustración' describe su sentir en este momento. Su cabello ya está recogido en una coleta, se ha cambiado los lentes de contacto por los de armazón rectangular y con una servilleta se ha quitado casi todo el maquillaje que llevaba hace unos minutos.

Sigue recargada contra el muro del callejón oscuro y a su lado el hombre que la metió ahí. Éste por su parte, ya sin gorro en la cabeza, prepara su cámara mientras mastica chicle.

- Esa basura terminara matándote - Dice él sin voltear a verla

- ¿Desde cuando no fumas? - Pregunta ella exhalando el humo del cigarro

- Desde que supe todo lo que esa porquería tiene dentro. Contiene... -antes de que pueda nombrar parte de los ingredientes del cigarro ella interrumpe

- Uso condón. No puedo preocuparme por todo - Abril voltea al frente

- Ya vámonos. Nadie vendrá. Ni siquiera la mujer de allá enfrente ha llamado a la policía, solo sigue asomada a ver quien sale - Él voltea hacia afuera del callejón mirando a una mujer asomada por su ventana

- Quizá está esperando a que aparezca - Ella también voltea hacia la mujer

- ¿"Aparezca"? A qué te refieres con eso. No creerás en la basura en la que escribes ¿o sí? - Sonríe al terminar su oración

- No escribiría si no lo creyera. Tengo principios. Y sí tú eres tan escéptico por qué me ayudaste a montar este teatro - Inhala de su cigarro

- Porque creí que seria divertido hacerla de malo. Además dijiste que invitarías las cervezas - Mira el reloj que trae en la muñeca

- Temes al cáncer de pulmón pero no a la cirrosis

- La cirrosis no existe. Es un cuento como el Coco o el vigilante al que buscas. Vámonos antes de que cierren - Guarda su cámara en su estuche

- Supongo que la omnipresencia no es una de sus habilidades - Voltea hacia arriba esperando cualquier señal

- No hablas como reportera de tabloide - Él se cuelga una mochila sobre el hombro donde guarda su sudadera y el estuche con su cámara

- No soy una reportera de tabloide. En los tabloides no existen los reporteros - Continua mirando hacia arriba

- Y aún así sigues aquí - Camina hacia afuera del callejón

- Mejor cállate y vamos a que tu hígado se pudra - Tira la colilla del cigarro y lo pisa

- Pero claro que lo hice. Crees que no lo haría después de lo que me dijo. "Pórtate bien conmigo" Al demonio, que bueno que me despidió - Abril inclina el cuerpo al frente de la mesa girando la botella de cerveza sobre la misma

- ¿Y por eso terminó con la nariz rota? Yo supe que fue porque se accidento en su auto - Su compañero da un trago a su cerveza escuchando la historia de Abril

- No, choco por eso. Era de noche y no quería que lo vieran, trato de ir con un doctor pero choco en el camino - Ella da otro trago a su bebida

- Toda una fierecilla, ¿eh? Recuerdo que casi no salía de su oficina

- ¿Trabajabas ahí? No recuerdo haberte visto - Abril se acomoda los lentes mirándolo bien

- He trabajado en todos lados, primor. Esta 'revista' de porquería es solo una más de mis paradas - Las botellas no se apilan, se las llevan en cuanto están vacías y traen nuevas

- Por eso te dicen Nómada, ¿no? - Las botellas han sido las suficientes para hacer que sus mejillas se sonrojen - Al menos tu eliges tus trabajos, yo soy despedida cada 3 reportajes. Esta revista de porquería es mi empleo más largo, eso sin contar cuando trabaje en la tienda de mis padres

- Si dejaras de lado esas historias sobre esas cosas raras podrías salir de aquí

- Pues esas 'cosas raras' son reales

- ¿Cómo sabes? ¿Has visto alguno? - Nómada se come unos cacahuates de hay en un plato al centro de la mesa

- No. Aún - Se apresura a contestar ella

- Pero por qué aquí. ¿No se supone que esas cosas deberían pasar en Nueva York o alguna otra ciudad de primer mundo?

- No en este mundo. Son personas que tienen alguna habilidad especial y que, y no me preguntes cómo, han desarrollado al grado de ser como éste Vigilante - Se bebe su cerveza de golpe terminando el contenido

- ¿Y cómo sabes eso?

- Me lo contó mi abuelo

El hombre guarda silencio por tres segundos, luego bebe su cerveza hasta terminarla y entonces habla

- Bueno, creo que ha sido suficiente alcohol por una noche - Ya sin tener que pagar, pues pagaron en cuanto les traían las botellas, se levanta.

El obeso de barba y cicatriz de 3 centímetros de largo justo debajo del ojo izquierda tras la barra se apresura a sacar un vaso para tequila y agrega un polvo a la bebida. Se lo da a un mesero con la indicación de dárselo a la chica. Éste lo hace y ella, sin pensarlo, se lo toma. El obeso de barba saca un radio negro, aprieta un botón y habla

- Ya se van. ¿Seguro que no traen coche? - Dice soltando el botón y esperando una respuesta

- Te digo que sí. Yo los vi llegar, venían solo esos dos. ¿Ya les diste el polvo? - Le contesta una voz masculina

- Solo a ella, ya se lo tomo. Pero abusado, no me la maltraten mucho, yo les caigo en un rato, nomás cierro