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 Vennaskond - Hermandad

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Hnnh-chan




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Vennaskond - Hermandad Empty
MensajeTema: Vennaskond - Hermandad   Vennaskond - Hermandad Icon_minitimeMar Feb 09, 2010 12:30 am

Vennaskond
Hermandad

Un ángel se encontraba mirando al horizonte con mirada perdida mientras el viento que pasaba acariciaba su ya algo largo cabello. Sus alas blancas contrastaban con su pelo y ojos negros, era de estatura media y usaba una cadena que decía “Hopen”, su nombre o al menos eso le decían. No recordaba nada de lo que le había pasado o de cómo había llegado ahí, pero sentía una gran opresión en su pecho que le hacía querer llorar. Estaba rodeado de otros ángeles pero eso no le quitaba la soledad que sentía ni la sensación de que algo le faltaba.

-¡Hopen! - exclamó un ángel que se aproximaba a él volando – ¿Todavía sigues aquí tratando de buscar algo sobre quien eras? ¿Por qué no vas con Gran Senyor? Sabes que él te podría ayudar a encontrar lo que buscas, lo que tanto dices que te falta.

- No es eso Martín, esta vez solo estaba pensando

- ¿En qué? Si es ir a la tierra debes pedir permiso

- Gracias, pero creo que mejor iré con el Gran Senyor. Creo que tienen razón, el es el único que me puede dar un punto de partida.

Todo el tiempo que Hopen había estado ahí, que según calculaba él era ya eran 6 días, había tratado de recolectar información viendo diferentes partes del mundo sin necesariamente tener que bajar a él, pero sin saber por dónde empezar era una tarea difícil. Estaba anocheciendo y el frio le helaba hasta los huesos. Decidió que era imposible encontrar algo de información sin saber dónde buscar, así estiró sus alas y comenzó a volar hacia los aposentos de Senyor, su última esperanza de poder conocer algo sobre quién era.

Llegó al lugar y antes de tocar la puerta se abrió, revelando un amplio espacio bien iluminado; ahí dentro parecía de día mientras en realidad era de noche. El chico se adentró a la habitación observando todos lados con curiosidad, estaba bien adornado y era realmente bello. Le daba melancolía pues por extraño que fuera, sentía que esa sería la última vez que entraría a ese lugar.

- Joven Hopen – se escuchó la voz de un hombre adulto -, llegaste aquí y te aceptamos como uno. Al principio estabas confundido, pero después de unos minutos te hablabas alegremente con el resto. Una pregunta “¿Cómo era tu vida antes de llegar?”. Aquellas 7 palabras despertaron en tu corazón una profunda tristeza y curiosidad. Esa es la razón por la que en estos momentos vienes a verme, pero sabes que no será por mucho más ¿cierto?

- ¿A qué se refiere Gran Senyor? No es como si yo quisiera irme de este lugar. Yo…

- Tú y yo lo sabemos, eres feliz aquí. Lamentablemente es tu hora de volver, a tu vida, a tu realidad, a donde perteneces. Ambos lo sentimos en nuestros corazones. Eso que te jala es lo que sientes que te hace falta y es el dolor en tu pecho que empezarás a sentir justo ahora.

Como por arte de magia el pecho del chico empezó a arder como si estuviera ardiendo en llamas. Vio como muchos ángeles entraban al lugar a darle la despedida. Hopen sintió como todo se desvanecía, todo se volvía oscuro y lo profundo del dolor no le permitía pensar con claridad, pero aún así no gritaba. Era como si su voz le hubiera sido arrebatada.

Por un momento hubo un profundo silencio y una oscuridad que lo consumía todo. Poco a poco se disiparon dando paso a unos murmullos y esos a unas palabras, un rayo de luz se convirtió en una habitación y un pitido constante apareció en sus oídos. Estaba en una habitación totalmente blanca, al parecer un hospital. Varias imágenes pasaron por su cabeza proporcionándole un terrible dolor hasta que un doctor le habló.

- Chico, ¿me escuchas?

- Si, lo escucho – dijo el joven agarrándose la cabeza - ¿Qué paso? ¿Qué estoy haciendo aquí? – y recordando algo especialmente importante para él - ¿Dónde está mi hermana, mi hermana gemela?

- ¿Sabes cómo te llamas? ¿Cuántos dedos ves aquí? – El doctor alzó la mano mostrándole al chico 2 dedos.

- Me llamo Hopen, tengo 21 años y veo 2 dedos. Pero… ¿me puede contestar mis preguntas?

- Claro. Tuviste un accidente, uno muy feo para serte sincero. Hubo muchos heridos pero por suerte algunos testigos pudieron llamar a emergencias. Llevas en coma una semana.

Empezando a recordar, Hopen vio imágenes pasar frente a sus ojos del accidente. Iba con su hermana de regreso a su casa, habían salido a festejar su tercer aniversario de vivir fuera de la casa de sus tíos. Sus padres habían muerto cuando ellos tenían 15 años de edad y desde entonces habían vivido con unos tíos de parte de la familia de su madre, pero se fueron de la casa a los 18 porque no querían vivir aprovechándose de sus familiares. Era de noche, pero las calles no estaban vacías. Hopen conducía y de la nada un camión se cruzó en su camino y el chico no pudo esquivarlo. Lo peor es que era un camión que transportaba gas, así que hubo una explosión. Hopen no recordaba más que eso, supuso que fue en ese momento cuando quedo inconsciente.

- Pe… pero ¿y mi hermana? ¿Qué le paso a Iluze? Por favor, dígame que está bien, que se encuentra a salvo.

- Lo lamento, ella… no lo logro – Eso fue suficiente para que Hopen sintiera como su corazón se rompía en mil pedazos.

En ese momento el chico comprendió que eso que le hacía falta era su hermana, su dulce hermanita por la cual se preocupaba, aquella persona que nació unos minutos después que él y que tanto se le parecía. Se sintió como su una parte de él hubiera muerto, su lazo era tan fuerte que la sensación le hacía querer vomitar. Ira, odio, enojo, injusto. Palabras así y similares bombardearon su mente. No era justo que su pequeña hubiera muerto, Hopen era capaz de dar su vida solo para que ella siguiera viviendo un poco más. Él era su hermano mayor, pero no había podido protegerla y lo comía por dentro.

- Ella, tu hermana – prosiguió el doctor – te escribió una carta para cuando despertaras. La chica no había quedado inconsciente, pero estaba terriblemente herida y cuando supo que no iba a lograrlo decidió quedarse a tu lado hasta su último instante. Y eso hizo.

- Una… ¿carta?

- Si, es esta – el doctor le extendió una hoja de papel doblada en 4 partes que solo decía “Hopen” – Te dejo a solas para que la leas en paz.

Con eso el doctor le dejo la carta y salió cerrando la puerta detrás de él. Hopen no quería llorar, quería hacerse el fuerte por si su hermanita lo estaba viendo. La carta decía lo siguiente:

“Querido hermanito. Veli. Irmán. Hopen:

Quisiera poderme quedar más tiempo a tu lado, pero no podrá ser posible. Me dicen que me quedan menos de 24 horas, así que aunque sea una persona de pocas palabras te diré todo lo que siento. Eres lo más importante para mí y me alegra mucho que puedas sobrevivir al accidente, pero lamentablemente no estaré ahí para verte abrir tus ojos otra vez. Me gusto mucho vivir esta vida contigo, espero que nos podamos volver a ver en la siguiente. Sería divertido ¿no?
Lo único que te pido es: sigue viviendo. ¿Me harías ese grandísimo favor? No quiero que mueras solo porque no estoy a tu lado físicamente. Recuerda que siempre estaré contigo no importa que. Estaré en tu corazón y mientras me sigas recordando mi espíritu seguirá a tu lado. A tu derecha, como siempre. Yo tu mano derecha y tu mi izquierda.

Te quiero mucho.

Te cuidas y… deja de llorar.

Let it be.

Iluze”


Lágrimas caían de los ojos de Hopen mientras terminaba de leer la carta, su gemela lo conocía tan bien que sabía que lloraría al leerla. “Let it be” la canción de los Beatles, su grupo favorito, le quedaba tan bien en esos momentos. Después de unos minutos una sonrisa apareció en la cara del muchacho. Después de haberlo pensado un rato y de recordar buenos momentos que pasó con su hermana, decidió seguir viviendo por ella y también por si mismo. Para él era como si su hermana estuviera en esos momentos a si lado y comenzó a reírse un poco, pues también se había sentido algo tonto por haber pensado que su hermana lo había dejado solo cuándo claramente no había sido así.

Hopen decidió caminar decidido y con la cabeza en alto hacía el futuro recordando día a día su razón de vivir. Ilusión y esperanza, jamás las dejaría pero si algo le había enseñado su hermana era a vivir el momento en la realidad y no soñar con lo que podría ser. Debía disfrutar cada instante y eso decidió hacer porque aunque los sueños son hermosos, pero más hermoso es lo que no se capta a simple vista y eso es la vida.

“Fin”

Un joven que estaba sentado frente a una lápida en el cementerio cerró un pequeño libro, el cual se notaba que era casero pues no tenía pasta ni nada, solo título y nombre de autor. El chico se levantó de su lugar viendo el nombre que estaba en la lápida: “Iluze”.

- Ya han pasado 4 años desde aquel incidente y he vivido cada día como el último. Espero que te haya gustado la historia, nuestra historia. La escribí sólo para ti – el chico hizo un pequeño agujero en el cual enterró el escrito -, ojala la hayas disfrutado.

El joven comenzó a dar unos pasos alejándose de la tumba.

- Por cierto – Hopen volteó a ver a la tumba -, Feliz cumpleaños hermanita.

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Bueno esta historia la escribi para un concurso que había hecho una amiga, y lo mejor es que gane el primer lugar. La historia me gusta tal y como esta, podria alargarla o agregarle mas detalle, pero siento que perderia algo. Es simple, es corto. Espero les haya gustado.
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